miércoles, 18 de enero de 2023

A propósito de la muerte de Gorbachov (1 de septiembre del 2022)

Acaba de morir Mijail Gorbachov, último secretario general de la Unión Soviética, y se merece unas cuantas palabras. En los periódicos que he leído, como en la CNN o BBC, dicen que este personaje no pudo evitar la caída de la Unión Soviética como estado. Deberían corregir esto, no es que no logró evitar la caída, sino que más bien lo provocó. Es decir, que no es que fracasó al mantener a la URSS porque ese nunca fue su propósito, sino que triunfó en destruirla. En realidad, su papel en la historia es más el de ser un agente extranjero de sabotaje, que consiguió darles la victoria en la guerra fría a los americanos ahorrándoles una guerra directa contra los rusos. Y al final, como dice el buen Samuel P. Huntington, la verdad es que "los americanos no ganaron la guerra de ideologías, sino que encontraron al imperio soviético muerto por su propia culpa, y dijeron al resto del mundo que lo habían matado ellos, pero no". Y esto se puede comprender cuando se revisa el papel que tuvo Mijail Gorbachov en todo esto: un saboteador por excelencia. Es por eso que actualmente le rinden homenaje la élite política norteamericana, y sobre todo la cúpula de los antiguos republicanos; porque saben apreciar que Gorbachov consiguió lo que ellos no pudieron, destruir a la URSS.

Imagínense, los enemigos más encarnizados del Kremlin lamentando la muerte del último líder comunista, es muy elocuente.
Ahora bien, la pregunta es, ¿El comunismo como tal hubiera funcionado a la larga?
La respuesta en teoría es que no. Por dos problemas específicos: el sistema de precios y el de la motivación de la gente.
Comencemos por el segundo: la motivación de la gente. En un mundo dónde todos ganan un sueldo igualitario, ¿Cómo consigues que todos trabajen? ¿cómo consigues que todos den su máximo rendimiento?
Si vas a ganar el mismo sueldo que el que no trabaja bien, ¿Para qué te esfuerzas?
El postulado de la igualdad mata la productividad y la eficiencia. No hay esfuerzos y por lo tanto los rendimientos de producción bajan, generando escasez y cómo no, inflación. Las colas para adquirir productos básicos en Moscú son legendarias, de igual manera que las estanterías vacías en los supermercados. Estos problemas tenían que ver con este postulado: el de la igualdad. En la Unión Soviética era dificilísimo despedir a los trabajadores, aunque ellos demostraran que eran completamente inútiles o negligentes. Básicamente la postura de pleno empleo comunista y de salarios igualitarios traicionaron el sistema.
No es que los soviéticos no reconocieran el problema, porque lo conocieron, y trataron de solucionarlo... pero no tuvieron éxito en eso. Intentaron proponer alternativas de motivación que no sea el salario, como por ejemplo el de la espiritualidad. Por eso es que personajes como Lenin, Bujarin, Malenkov, Stalin, y otros hablaban sobre el “nuevo hombre soviético”. Incluso el Che Guevara y Fidel hablaban de este “hombre nuevo”. ¿Quién es el hombre nuevo? Uno solidario, no egoísta, que trabaje por el bien de la gente y no por el afán de tener más dinero que el resto. Por supuesto, esta propuesta falló. La gente no quería trabajar si es que eso no involucraba mejores recompensas salariales. Otra vez, si es que los que trabajaban obtenían los mismos resultados que los que no, entonces ¿Para qué esforzarse?
Otra alternativa es la de trabajar por la nación. Es una motivación poderosa, y que en la segunda guerra mundial, cuando Rusia estaba contra las cuerdas; hizo que practicamente doblaran los esfuerzos durante los años críticos del 41 y 42 hasta el punto de detener la máquina bélica nazi de destrucción, y luego devolver el golpe. En efecto, el nacionalismo puede hacer milagros, pero no puede prolongarse en el tiempo.
Puedes trabajar uno o dos años por tu nación, pero luego te empiezas a preguntar si tu nación en realidad valdrá la pena el sacrificio. Si necesita tantos esfuerzos, o no será que es una causa pérdida. Ojo, que eso puede explicar el desdén por el Ecuador actual.
Yo no digo que estas motivaciones no sean legítimas, porque lo son, incluso llegan a ser admirables. Pero en la práctica, fracasaron. Ninguna llegó a ser tan potente como el ansia de dinero, que es la motivación capitalista.
Precisamente en el capitalismo existe pobreza, pero es que si los pobres no existieran, entonces ¿Quién trabajaría?
En el capitalismo el afán de sobrevivir hace que las personas no disminuyan su rendimiento, saquen lo mejor de si, produciendo lo que hace falta y llenando las estanterías de los centros comerciales de productos, aunque no los puedan comprar.
El dinero te permite mejores comodidades, por lo cuál vale la pena esforzarse por él. En el caso comunista las comodidades ya están subvencionadas por el estado, no necesitas esforzarte. Y como no te esfuerzas, el trabajo rinde menos, de tal manera que todos los que cuentan con tu trabajo para satisfacer sus necesidades cada vez recibirán menos; generando pobreza generalizada.
Se resume en el principio de: el capitalismo fracasa en el reparto de la riqueza, pero el comunismo tiene éxito en la generalización de la pobreza.
Ahí depende de cada quién decidir sobre qué es mejor: si tener almacenes vacíos en el comunismo, y hacer colas inmensas para obtener productos apenas salen; o por el contrario tener almacenes llenos en el capitalismo, pero no tener dinero para comprar ningún producto por efecto de la suma de deudas para vivir.
Este dilema no lo pudieron solucionar los Rusos. Pero los Chinos si, abogando por un libre mercado parcial y dirigido desde las ternas del partido comunista Permitieron a la gente la posibilidad de acumular grandes fortunas, y también la de despedir personas (siempre dentro de ciertos parámetros). El milagro Chino se explica mediante este enfoque de capitalismo a su manera. Por si acaso, en China existen los multimillonarios, y también los mendigos (aunque el régimen lo niegue).
Por otro lado, volviendo, el primer problema tiene que ver con el sistema de asignación de precios. El comercio básicamete es una transacción de propiedades entre las partes. Si todo es de todos, y no hay propiedad privada como aboga el comunismo, ¿cómo puede haber transacción alguna? ¿cómo puede existir el comercio? No necesitas comercio en un sistema en el que solo tomas lo que quieres, nada más. Y si no hay comercio entonces tampoco hay sistema de asignación de precios, porque estos dependen de la valoración subjetiva de cada cosa con respecto a las otras. En este apartado entra la consideración de la oferta y la demanda. Pero en el comunismo estas fuerzas están atravesadas por el principio de que todo es de todos. Por lo tanto, nadie nunca supo a ciencia cierta el precio de las cosas dentro de la unión soviética. Los economistas de Chicago se reían de sus pares comunistas de Moscú, porque al final de un estudio de planificación tuvieron que aceptar que utilizaron los precios de Alemania porque carecían de estos números en Rusia. ¿Cómo van a tener el precio de las cosas, si todo es de todos y no hace falta comprar? ¿Cómo van a tener noción de los precios si las cosas no se compran, sino que son asignadas por el estado?
Obvio existía un mercado negro, como en toda economía intervenida y manipulada, pero usar los precios del mercado negro implicaba que se debía confesar que éste existía; siendo esto una gran humillación para los economistas soviéticos. Practicamente el sistema comunista hacía aguas por todos lados.
Sin un sistema de asignación de precios no existe posibilidad de planificación alguna. Los planificadores de la Unión Soviética,del famoso GOSPLAN, estaban en la completa ignorancia de lo que necesitaba el ciudadano promedio. Curioso que sabiendo esto, el sistema se basara en planificaciones quinquenales. Era más fácil hacer magia que planificar la economía sin tener certeza de los precios y los costos. La economía soviética estaba a la deriva.
Estos dos problemas irresolubles en el comunismo parece que impedirían por si mismos que este sea un sistema exitoso. Pero hay más. Aparte de estos dos problemas la URSS se encontraba en una competencia a muerte contra el resto del mundo. Si, así como lo leen, contra el resto del mundo. La URSS y Rusia podían ser el país más grande del globo con 22 millones de Km2; pero eso solo representa la séptima parte de la tierra en el mundo. Además solo llegó a tener máximo 300 millones de personas en el momento de su mayor auge de población... a ustedes esta cantidad de gente les parecerá descomunal, pero en realidad es insuficiente para dominar el mundo y ni siquiera alcanza para defenderse de sus enemigos. La Otán en su conjunto en aquella época reunían a 600 millones de personas (ahora son más), y China sola reunía a unos 900 millones en total aparte. Esto quiere decir que cada Ruso tenía que batirse contra 2 occidentales, y al menos 3 chinos, !al mismo tiempo¡
En términos económicos, militares, estratégicos y de recursos, la URSS siempre estuvo en desventaja contra el mundo. No tenía la mejor eficiencia en la producción por persona, como si llegó a tener Estados Unidos, y aún así tenía que producir casi lo mismo que todo un bloque como la Otán que tenía el doble de su población y 3 veces más recursos. Aparte no eran lo suficientemente numerosos para tener una presencia en firme en todas sus fronteras para la defensa, y peor aún en la frontera con China que resulta que tenía el ejército más grande de la época (y de hoy también), con un país que disponía de una población 3 veces superior.
Una locura lo de la URSS. Con una fracción de los recursos debían poder sostener una competencia, y una posible guerra, contra el mundo entero. Obvio iban a perder, pero lo sorprendente es que durante mucho tiempo rindieron con suficiencia en todos los campos.
Cada vez que Estados Unidos tenía una nueva arma, los rusos no se demoraban en crear un arma en respuesta. Igual pasó en términos tecnológicos. En la mayoría de tecnologías se puede apreciar el papel de la innovación occidental, hay que aceptarlo; pero el resto de tecnologías, y de hecho, las más relevantes y revolucionarias en los medios fueron generadas por la ciencia soviética. Ejemplos sobran: las redes de localización y soporte que ahora permiten el uso de celulares, los diseños más eficientes en motores, herramientas y cohetes; los cálculos e investigaciones aeronaúticas que permiten la tecnología stealth, los diseños del universo más originales... etc. Todo eso fue desarrollado por la élite científica Rusa, que era menor en número que la de sus enemigos, y por supuesto, contaba con bastantes menos recursos.
Entonces, a pesar de tener tres grandísimos problemas como el de la asignación de precios, el de la motivación de las personas por el trabajo, y el de tener a prácticamente todo el mundo en contra; ustedes pueden ver que a Rusia mal no le iba en la competencia.
Podemos afirmar que las grandes colas para adquirir víveres en Moscú eran algo negativo, y eso es cierto; pero no son tan diferentes a las colas que existen incluso ahora en las ciudades norteamericanas por el mismo tema. Se cuenta que hoy en día existen más de 60 millones de personas en situación de pobreza, mendicidad y sin techo en Estados Unidos, cosa mucho peor a la que vivió la URSS en 1990.
Pero entonces, por qué la URSS se desintegró. Bueno, en gran medida, es gracias a este señor Mijail Gorbachov. Las soluciones hubieran llegado tarde o temprano (como pasó en China y Vietnam) de haber capeado el temporal. Pero en lugar de tratar de trabajar para consolidar la unión, el señor Gorbachov se esforzó en promover políticas (Perestroika y Glasnot) que generaron un proceso de erosión de las instituciones soviéticas (que no eran tan debiles como pueda parecer); aparte de la deriva nacionalista de las varias etnias que conformaban la unión, y finalmente el deseo de separación. Así sucedió, y en diciembre de 1991 la unión soviética dejó de existir.
Lo curioso es que cuando colapsó la URSS no hubo grandes tragedias como si pasó en Yoguslavia, o el imperio Romano, cuando se desintegraron. En general la historia enseña que cuando cae un imperio siempre sobrevienen tragedias traducidas en numerosas muertes de personas, sobre todo por guerras por ideas o creencias. En Rusia no hubo guerra ni muertes por ideas. Nadie estaba dispuesto a pelear por el comunismo. Pero si hubo muerte por hambre, porque resulta que el capitalismo que llegó a Rusia perjudicó negativamente a los ciudadanos Rusos en general.
La tragedia de Rusia en los 90 se explica gracias al peor capitalismo posible en una rúpublica relativamente inocente sobre este sistema. Murieron miles de personas de hambre, de desatención en salud, y sobre todo la natalidad cayó a cifras de menos de un hijo por mujer.
La culpa de esto la tiene Gorbachov por propiciar la caída de la URSS, y luego Boris Yeltsin, que debía supervisar el proceso de conversión del sistema comunista al capitalista, pero en lugar de ello, influyó en la aparición de un sistema político mafioso de oligarcas provinciales. Las secuelas de este proceso se pudieron ver hasta la primera década de este nuevo siglo, cuando Vladimir Putin se alzó como la respuesta a este caos mafioso.
Por supuesto, para terminar con la mafia debes aplicar medidas propias de la mafia. Putin mandó a matar a todo aquel líder que osara ponerse en su contra, sin importar si estaba exiliado en Londres o Berlín. No es muy democratico, pero fue suficiente para poner en orden al país. Pero eso es otra historia.
Rusia, como nación, y el pueblo Ruso, como etnia eslava, ha resistido durante los últimos 2 siglos episodios trágicos que hubiera destruido a cualquier otra civilización. Pero los Rusos no se rinden, y siguen ahí dispuestos a luchar por su derecho a la existencia. Triunfaron contra Napoleón. Triunfaron varias veces contra los Turcos, contra los Escandinavos. Perdieron la primera guerra mundial, estuvieron a punto de ser destruidos por Alemania en la segunda Guerra mundial, pero aguantaron y vencieron, dándole más méritos que cualquier país en la historia por vencer al enemigo más temible de todos los tiempos: Los Nazis. Luego de obtener saldos negativos de la guerra fría, ahora siguen peleando para arrancharle un triunfo a la historia en Ucrania. Y pueden vencer. Seguro los rusos no van a desaparecer sin pelear. Para ellos, esto no es nada. Sus peores enemigos siempre fueron ellos mismos, o en sí, sus líderes. Los zares mediocres durante su fase imperial, y los pésimos secretarios generales en los tiempos soviéticos; entre ellos, el peor, Gorbachov.

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